sábado, 13 de octubre de 2012

Giovanni Sartori



Antes que nada, os dejo el link donde podéis encontrar el libro de Giovanni Sartori titulado: Homo Videns, La sociedad teledirigida. (Por si queréis echarle un vistazo). 

 Del mismo modo, os adjunto el link de un video, el cual resumen la idea de Sartori en el Homo Videns:



       Giovanni Sartori es profesor en la Universidad de Florencia y en Columbia University (Nueva York). Autor de muchos libros de éxito, como por ejemplo: “Homo Videns” y “La Sociedad Multiétnica”. Giovanni, es considerado, el padre de la ciencia política italiana.



       El primer libro, nos habla de que nos encontramos en plena revolución multimedia que se caracteriza por un común denominador: tele-ver. Esta revolución está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la palabra ha sido destronada por la imagen. Y en todo ello la televisión cumple un papel determinante. La primacía de la imagen, es decir, de lo visible sobre lo inteligible, lleva a un ver sin entender que ha acabado con el pensamiento abstracto, con las ideas claras y distintas. Y ésta es la premisa fundamental a partir de la cual Giovanni Sartori examina la video-política y el poder político de la televisión.
     Así pues, "Homo videns (la sociedad teledirigida)" es una crítica a la actual sociedad multimedia, en la que el abrumador dominio de la imagen sobre la palabra escrita está, a juicio del autor, transformando al ser humano, u homo sapiens, en un homo videns: alguien para el que toda recepción de información está basada primordialmente en imágenes, lo que conlleva una serie de peligros.

     El libro trata ligeramente temas de gran interés, todos ellos alrededor de un eje central: la (mala) influencia que el abuso de la imagen, a costa de la cultura escrita está causando en el ser humano. La tesis de la obra defiende que el hombre actual, antes homo sapiens, se está transformando en homo videns; a lo largo de la obra se nos explican las causas de tal mutación: el predominio de la televisión sobre la prensa escrita como medio de comunicación de masas; y sus efectos: entre otros, la progresiva mengua del ser humano para pensar en abstracto, debido a que la imagen lo da todo ya "hecho". Los peligros de los que advierten se acrecientan día a día.
    Algún terma que llama mi atención es: el del “empobrecimiento de la capacidad de entender” y “la mentira de la imagen”.
    Con el primero, se puede contemplar que es la idea o eje central de la tesis del libro. Algunas palabras llevan a la mente figuras e imágenes de cosas visibles. Pero esto sólo sucede con algunos nombres propios y palabras concretas, las llamadas palabras "denotativas" (casa, mujer, gato, coche, etc.) Pero la mayoría de nuestro vocabulario consiste en palabras abstractas, que no tienen ningún correlato en cosas visibles, y cuyo significado no se puede trasladar ni traducir en imágenes. Esto quiere decir que podemos "ver" la palabra ciudad, pero no, por ejemplo, "nación", "paro", "felicidad", etc. Y nuestra capacidad de administrar la realidad, en especial la política, económica y social, se fundamente exclusivamente en un pensamiento conceptual que representan entidades invisibles e inexistentes para el ojo humano. El problema aparece porque algunas palabras abstractas son en cierto modo traducibles en imágenes, pero lo son de una forma distorsionada. Por ejemplo, la felicidad se muestra con la imagen de un rostro que expresa alegría; el paro con la imagen de un desempleado; la libertad con un exconvicto que sale de la cárcel, etc. Además, aunque no hubiera tal distorsión, la imagen de una persona libre no nos explica la libertad, ni la de una persona feliz, la felicidad.
            Así, el saber del homo sapiens, que se desarrolla en la esfera de un mundus intelligibilis, pasa a desarrollarse en un mundus sensibilis, el  mundo percibido por nuestros sentidos.  La TV invierte la evolución de lo sensible en inteligible, produciendo imágenes y anulando conceptos, atrofiando de ese modo nuestra capacidad de abstracción y, con ella, nuestra capacidad de entender.
Kant dijo que la idea es un concepto necesario de la razón al cual no puede ser dado en los sentidos ningún objeto adecuado.  Por lo tanto, lo que vemos no produce ideas, pero se insiere en ellas, que lo encuadran y lo "significan". Y éste es el proceso que se atrofia cuando el lenguaje conceptual o abstracto es sustituido por el lenguaje perceptivo o concreto, que es infinitamente más pobre.  Más pobre no sólo en cuanto a número de palabras, sino sobre todo en cuanto a riqueza de significado o capacidad connotativa.
     Con el segundo, se destaca la fuerza de la veracidad inherente a la imagen hace de ésta que sea creída per se. Esta eficacia convierte a la imagen, de ser mentira, en más peligrosa. ¿Qué elementos contribuyen a la falsedad de una imagen? El más destacado es el de la descontextualización. Un ejemplo es el famoso caso de Rodney King. Las imágenes exponían a unos policías apaleando a un negro. Pero no se decía que antes había habido una larga persecución a 180 km/h, ni que estaba drogado y borracho ni que no hizo caso cuando se le mandó que se le detuviera. Si bien la brutalidad de la policía es indudable, la imagen, puesta en contexto, no justificaba el escándalo que suscitó, y que degeneró en una especie de guerra racial. Al perder la capacidad de abstracción, perdemos la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso.

    Con el libro, La sociedad multiétnica, Giovanni Sartori, reflexiona sobre ¿hasta qué punto puede ser abierta una sociedad abierta?, ¿hasta qué punto puede ser plural una sociedad pluralista?. No son preguntas fáciles de responder. Corren tiempos, con los grandes flujos migratorios hacia las sociedades occidentales, en los que el mismo hecho de plantearlas ya demuestra valor. Y lo hace con inteligencia, escribiendo con calma y cuidado, para que se le entienda bien. Se trata de un texto breve, casi mínimo, que contiene exclusivamente la esencia de la cuestión.
      La primera parte del ensayo consiste en una brillante, breve y clara discusión sobre el origen del pluralismo y el significado de la tolerancia. Se trata de un análisis extremadamente razonado, porque a Sartori le interesa dejar claro que el pluralismo precisa de la tolerancia, pero que ser tolerante no implica automáticamente pluralismo.
     Y la sociedad que defiende Sartori es la sociedad pluralista nacida del consenso, es más, es aquella en la que uno está obligado a alcanzar un consenso. Pero plantea, con bastante acierto, que una sociedad dividida en grupos no es automáticamente una sociedad pluralista: Una sociedad fragmentada no es por ello una sociedad pluralista. [...] el pluralismo postula una sociedad de “asociaciones múltiples”, ésta no es una determinación suficiente. En efecto, estas asociaciones deben ser, en primer lugar, voluntarias (no obligatorias o dentro de las cuales se nace) y, en segundo lugar, no exclusivas, abiertas a afiliaciones múltiples. Y este último es el rasgo distintivo.
    Y casi ya al final de esa sección (en el capítulo 7) explicita el núcleo de la cuestión, una pregunta cuya respuesta sostiene el resto del ensayo: ¿Una comunidad puede sobrevivir si está quebrada en subcomunidades que resulta que son, en realidad, contracomunidades que llegan a rechazar las reglas en que se basa un convivir comunitario?
    La respuesta, evidentemente, es un no y de ahí nace el fundamento de la discusión en la segunda parte del ensayo. Una sociedad multiétnica no tiene porqué ser una sociedad pluralista, porque tener muchos grupos no garantiza que los grupos se toleren entre sí. En el esquema político de Sartori, la tolerancia es un ejercicio en la reciprocidad, y aquel que se beneficia de la tolerancia está obligado, a su vez, a ser tolerante.
En la segunda parte introduce así una figura que, supongo, causará polémica, porque incide ya directamente en la espinosa situación de la inmigración: el contraciudadano que rechaza los principios de la sociedad que le acoge mientras se beneficia de las ventajas que le ofrece esa misma sociedad.
Desde el punto de vista de Sartori, una sociedad multiétnica, que aspira a diferenciar entre ciudadanos según características étnicas, raciales, religiosas o cualquier otra que éstos no puedan controlar, va en contra de la sociedad pluralista y debe, por tanto, ser rechazada. De ahí nace la oposición que plantea, en la práctica, entre pluralismo y multiculturalismo.
    Pero estrictamente, lo que rechaza con total claridad es la ciudadanía diferenciada, aquella en la que a ciertos ciudadanos se les permiten ciertas cosas por pertenecer a ciertos grupos que no se les permiten a otros ciudadanos de grupos distintos. Lo que defiende es la igualdad absoluta ante la ley.
La posición más radical del libro y que posiblemente resulte más incómoda sea la que indica que no todos los inmigrantes son iguales, que convertirse en ciudadanos no es limitarse a ver reconocida la ciudadanía. Por tanto, la inmigración no puede tratarse con soluciones fáciles, sino que es un problema complejo que requiere mucha reflexión y soluciones igualmente complejas.
      Se trata, por tanto, de un libro de denuncia y respuesta. Respuesta a las propuestas académicas que defienden un multiculturalismo fragmentador, al menos, en la versión del multiculturalismo que Sartori construye en este libro. Denuncia las políticas gubernamentales que no han sabido manejar la inmigración y que han aportado únicamente soluciones miopes o limitadas.  Eso sí, Sartori no ofrece ninguna solución, ni es su obligación, sólo destaca las debilidades del modelo político, tanto en Europa como en Estados Unidos. En las últimas partes, quizá pinta una imagen exagerada de una Europa asediada y atacada por enemigos del exterior, y esa simplificación, supongo que inevitable en un texto de esta longitud, debilita la parte final del ensayo.
      La sociedad multiétnica es en resumen un ensayo lúcido y revelador. Construido con cuidadosa lógica y con razonamientos bien sostenidos, es una lectura a tener en cuenta aunque sólo sea para refutarla. Giovanni Sartori muestra que los problemas a los que se enfrenta una sociedad que recibe un gran flujo migratorio son muchos, variados y complejos, y que las soluciones, más allá de ideales utópicos, deberán estar a la altura de las circunstancias. Defiende la integración, pero que ésta implique una reciprocidad y una mínima aceptación por parte del integrado. Pero en última instancia, es una apasionada defensa de una sociedad abierta, pero en la que los ciudadanos deben mantenerse siempre vigilantes para asegurarse de que sigue siéndolo.
 




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